...De partida a la salida
entré a las afueras
externé mis adentros
de una manera cansina
probé los distintos tipos de huelgas.
Sólo comento mis memorias,
todo en pasado;
tomar los lechos
conocer los lechos
de un letargo para
romper las promesas,
yo no quiero romperlos,
así, es inquietante la lona
que es el firmamento
con un hueco enorme,
circular, que hace mirar
el blanco exterior, esa luna
es el ojo hacía la verdadera salida,
absorbe las miradas y en miradas
absorbe los sueños, saca mis adentros
y se los lleva el viento, levantan vuelo
y las plumas caen al cielo,
no hay alas, ni palomas, ni mirlo alguno
que conlleve acercarse a la salida,
esa esperanza es la que externa
el inmenso frió viento
que ahoga sin temor ni remordimiento
a los peces que atrevieron
expulsarse de sus aguas seguras;
ahora y antes se ha buscado
la libertad sin que ésta exista
y sólo buscándola por cadenas
de peso inconstante, atado,
sin atisbos durante el día
nublado ni la noches nubladas
Consiguiendo el seco ámbar
de la ambición en la miseria
y la fuerza en la flaqueza
y el débil en la dureza,
conseguimos cerrar un vida en linea recta
encontrado el calor de infinito
y resulta una cifra tan pequeña
que cabe en la palma de la mano,
y la mano: una ciudad de cinco caminos
o más, o menos, o con los exactos para progresar
o destruir para sangrar con ríos rojos de vida
desbordándose a la deriva con barco en alta mar;
solo y cansado el tifón se cierra a la velocidad
en la que un hombre a pie recorre una vida,
partimos a la razón
desde que ya no hay salida por la corrosión,
cortemos el firmamento una luna para el día,
porque nuestra salida está a unos pasos hacía las alas
destruyendo las cadenas de duda con el fuerte salto hacía la marea.
¿Qué hacer si rompen y caen?...
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