miércoles, 13 de abril de 2011

jueves, 7 de abril de 2011

Soberbios caprichos

Cuando la distancia del mundo y mis sueños me confirman estar realmente bajo tierra, callo, volteo, luego pienso:
porque cuando no entiendo que he de ser conformista me llaman caprichoso, y sólo mis pensamientos me llaman caprichoso, eso de no alcanzarme cuando tomo mis manos es algo frustrante; en mi entender deseo pasar de la vida lo antes posible, en esta utopía del más idiota empobrece al débil, me entiendo como el débil más idiota, uno que, como yo, no comprende al mundo y cae en el mismo juego de querer por no alcanzar; es quizás la soberbia del hombre lo que lo hará anhelar lo imposible: el mar queriendo ser estrellas.
soy soberbio, hace tiempo pedía soledad, ahora estoy solo, porque vivo en mis memorias donde tenía una sonrisa no pensada, no fingida, la frialdad del error perpetuó mis huesos, y mis venas caminaron sin sangre caliente, la soledad es el punto cero donde todo tiene que volver a empezar o sería el punto final de haber ganado lo deseado y perdido la convicción, la fuerza, la necedad de cumplir los sueños; comprendo que no hay nada absoluto, ni el cero de mi tristeza, ni el de mi alegría.
Levante la cabeza y a mi vista, divisaba las agonías y esperanzas de otros seres que llevan el nombre más monótono que se pudo crear: compañeros de mis años, ayudante de mi destino, compañero de sus años, ayudo en sus destinos; unos empiezan, otros acaban, y yo como tantos otros somos el principio del fin. Aún sentimos nuestras vidas, al menos yo, no siento que deba morir, mi capricho de aceptar la muerte es absurdo, cuando me hunda en la inexistencia, cuando no tenga la conciencia de negarme, no le temo a la muerte, la falta de temor me ha llevado a pensar que no hay nada que esperar cuando muera y sólo la vida eterna es el temor de la perdida vital, de sentirse inmóvil e indefenso ante los vivos, no lo temo, cuando llegué no podré siquiera temer, aún así siento que todavía no debo morir, es entonces mi capricho de vivir lo que siento...

domingo, 3 de abril de 2011

¿Qué dices que hago?

...¿Huir? No gracias, tengo alas y tú eres mi cadena al suelo, así que no pretendo huir, sólo quiero volar. ¿Alejarme? pues si sólo la cadena quisiera estirarse hasta al cielo la llevaría conmigo, así que no pretendo alejarme sólo quiero ser feliz...