A tiempo se presentó caminando
ante un hombre del mundo desconocido,
con mirada triste él veía,
un ángel de fuego sin alas,
una mujer que en llamas
en su corazón ella ardía
mujer bella, perfecta de eterno ardor
que conspiraba con sus ojos
la belleza escondida dentro de la flor
también son sus manos las que devolvían
con gran devoción al tocarlas
un suspiro de vida y de sonrisas
a todo quien de su sólo aroma consumían
así fue andando este ángel de vida
y su corazón en su mano izquierda
y cansinas heridas de fuego tenía
la sonrisa que besaba a distancia
aquél hombre sólo la observaba
cuando llegó rodeada del fuego infinito
cada instante en que ella comentaba
cuanto le quería sin haberlo conocido
entonces él sonrió por desidia
sonrió comenzando sin mentiras
que ella era hermosa caricia
y ella daba vida con sonrisas
sin embargo ella no era...
él amaba con razón
y con locura
otro bello corazón
sin amargura
existía la mujer perfecta
nada se compara a esa mirada
que logra envainar la espada
de aquella mujer intacta
ella como ángel era inmortal
pero sintió la sangre como tal
cuando el extraño la abrazó
y pedía explicación
para ese corazón
que entregó un amor no dudoso
tenía mucha conmoción
ella con esa conversación,
ella pidió sus alas a gritos
ella se venció entre llantos
al cielo enseñaba
el corazón cambiado a mortal ahora herido
que por ese corazón las había perdido
se le entregó al cielo
a cambio de olvidarlo
y aún antes de perder la memoria
supo de la verdadera victoria:
el amor es una sensible razón
llena de dudas y locura
llena de razones sin cordura
el amor está perfecto
entre lo imperfecto
y no entra entre los vivos
los vivos entran sin motivos
así como aquél hombre enamorado
por primera vez se lo había enseñado...