miércoles, 29 de septiembre de 2010

Mientras te veía...

Es dual la confidencia
que se tienen ustedes dos,
practicamente están en silencio
mientras que sus corazones gritan
quebrajando vidrios, los gritos de dulce
melodía de cuna de sus almas al salir
y con descaro ustedes esquivan miradas
en la existente curvatura coqueta de sus labios.
Esa mirada que sonríe sin tensar
en mínimo los músculos que marcan
su alegría; esa mirada que practica la inmortalidad
antes de parar el tiempo, y tienen ya rato viéndose
y el tiempo es lo que menos importa. Juegan, valientemente,
y en serio aún sabiendo que entre ustedes, ninguno va a perder.
Están practicamente sentados al nivel del piso, y se ven
que tienen ganas de volar, sin modorra que desgaste su convicción;
más desgaste hay gastado en acrecentar esa convicción.
Y todo lo hacen por poner sus manos una sobre la otra...
Debo quedarme
ahora sin perderme
sobrevivir sin mis
recuerdos

Tengo que ver
esa sonrisa
como la primera
inocente, valiente
llena de dulzura
empachada de amor
como aún la recuerdo

Saber que esos ojos
aún se alucinan
no descansan
hasta estar cerrados

y cuando abiertos
dar a los vientos
dulces sueños

Debo verlo a él
que sea digno hasta lo huesos
para darte lindos recuerdos
que vive aún

Tengo que ver
que él también
llegue al saber
hacerte bien
de poderte amar
y también respetar

Sé que al verte así sin mí
recordar que ya era el fin
antes de poderte conocer...

En mí sólo cabe una duda
nacida de la incongruencias del corazón
por qué se envenena el corazón
al provocar el enojo de la razón
usando de armas la visión, ya sabes,
aunque la convicción es fuerte
aún termina hiriéndose, muriéndose,
rompiéndose el corazón, hasta llorar,
caer al piso, perder el conocimiento y la visión
aunque se que no es una solución, pronto se
volverá olvido todo lo recordado...

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