martes, 22 de noviembre de 2011

Hoy por la mañana...

Todo pasó muy rápido, era inesperado. Íbamos con tiempo mi hermana al volante, Mariana; Laura, su amiga, atrás; yo iba de copiloto con mis dos mochilas al frente en mis piernas, en el tercer carril de circuito libre antes de llegar a la cima del puente, se da a entender que era subida . Laura quien venía escuchando lo que mi hermana le respondía, entonces mi hermana gritó -!No¡- giro rápidamente el volante, primero a la izquierda y después a la derecha, mientras el carro respondía a estos movimientos yo viré hacía al frente notando que no a más de dos metros de nosotros estaba una facía, una delantera que un carro había abandonado antes en ese trayecto, perfectamente centrada en el carril, Mariana quien ya había respondido a verla no pudo reaccionar a tiempo y ésta se quedo atorada en la llantas delanteras; se escuchó el carro quemando la facía por debajo de sus llantas a la velocidad en la que estábamos, entonces el carro golpeo el muro de contención del lado izquierdo por su parte trasera, ese golpe sólo fue el impulso que se necesitó para que el carro tomará de tercer carril a primera dando dos vueltas completas, en ese momento Mariana quien no se había dado cuenta que gritaba sólo podía notar su mano derecha intentando empujar mi pecho hacia el asiento y su mano izquierda intentando controlar el volante que se movía a la par de la llantas que habían perdido el control y sólo se giraba junto con la mano de mi hermana, yo sentí levantarme de mi asiento y golpearme en el techo, Laura atrás se movía al movimiento del carro por inercia rebotando de lado a lado del carro e intentando sostenerse con las piernas y los brazos, pude ver por fuera como nos acercábamos al muro de contención de lado derecho, mi brazo derecho se agarró fuertemente de la puerta, justo a tiempo, el carro había golpeado con la delantera derecha el muro y nos habíamos arrastrado por el muro, Laura y yo vimos lo cerca que estábamos del muro y sentí, o escuché, que ambos empezamos gritar, hasta que el carro se alineó con el muro y la llanta trasera del lado derecho golpeó a éste lo suficientemente fuerte como para dar otro rebote que nos llevaría hacía el tercer carril de nuevo. 
Mi hermana gritó -!cabeza¡- aún con la mano sobre mí.
Yo recordé el freno de mano y lo empecé a buscar con la mano izquierda pero el brazo de mi hermana y las mochilas no me dejaban alcanzarlo; en cuanto grite -!freno¡- (mi hermana me contó después) que ella también empezó buscarlo con los pies mientras yo buscaba el freno de mano; cuando ella pudo meterlo con lo pies y yo pude meter el freno de mano; nos encontrábamos en el segundo rebote entre el tercer y el segundo carril, sólo se escuchaban los carros de fondo quemar llanta al ver nuestro carro parado casi al final de la bajada atravesado entre dos carriles.  
el carro ya en una esquina prudente

Dos hombres, quienes habían visto todo desde su carro atrás nos ayudaron a alinearlo en el tercer carril y poner los fantasmas en forma de triángulo (que después un carro despistado destrozó) a una distancia prudente mientras venía lo procedido por la ley...




(PD.: NUNCA SE DEBE METER EL FRENO POR NINGÚN MOTIVO TAN BRUSCO, EL CARRO SE PODRÍA VOLTEAR.)

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