...Cuando por primera vez
la luna tímida se asomo detrás de este planeta,
anochecer de un lado atardecer del otro,
entonces la luna vio al sol y su cálido brillo
que, inmediato, la toco
y llena de luz ámbar
y en ella luz blanca
sintió la fuerza verdadera para iluminar
todo aquello que viese y lo que no, también;
así fue su encuentro
de tardío y temprano por ambos lados del planeta
y la luna tan blanca
y el sol tan distante
y por la luna cantaba
algún poeta caminante
y por el sol despertaba la primavera
al caminar ardiente de la luz bracera
cuando el firmamento entristecía
se decía que la luna daba cuenta a las estrellas
del lejano astro que nunca abrazaría
esas noches la luna no dejaba que el sol tornara
su faz oscura
a la más pura
y el cielo nocturno
era tristemente oscuro
pero aún sabiéndolo la luna,
sabia que no podía ser luna
sin esa luz ámbar que tanto amaba
y sin dudarlo se entregaba
desde el crepúsculo hasta el alba,
atardecer de un lado anochecer del otro,
entonces la luna veía al sol
cada mañana y cada ocaso
que de inmediato la tocaba
para iluminarse blanca
de luz ámbar...
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